centrípeta se les atribuye una
propiedad llamada peso, provocada por
supuesto, por una partícula material, que se busca en vano. Extrapolando,
Isaac Newton propuso la noción de "masa pesada", para
todos los cuerpos
del universo, con el fin de elaborar cuantitativamente la ley de la atracción
universal. Por tanto, siendo el peso las fuerzas centrípetas propias
de los
circuitos ortogonales, los cuerpos del universo carecen de peso, como
lo
demuestra la ingravidez de los astronautas. El espacio vectorial, al polarizar
"magnética, eléctrica y electrostáticamente"
los circuitos ortogonalmente
cerrados desde su formación, producía simultáneamente
su rotación diferencial.
En otras palabras, las fuerzas de los movimientos de rotación diferenciales
son electromagnéticas o magnetoelectrostáticas. La rotación
diferencial de
cuerpos ingrávidos se produce en ausencia de otras interacciones
externas,
como movimientos de inercia, determinadas por las interacciones del mismo
espacio vectorial. Las interacciones externas sobre el movimiento de cuerpos
con rotación diferencial se denominan perturbaciones. La rotación
diferencial muestra la unidad del espacio vectorial con sus estructuras
y explica las enormes distancias entre ellas. Esta realidad
destruye totalmente la quimera de la gravedad. En los experimentos
de un laboratorio terrestre, las interacciones externas sobre la muestra
hacen
que sea casi imposible experimentar el movimiento de rotación.
Los experimentos demostrativos, tenues pero repetidamente exitosos,
fueron catalizados por las vibraciones del generador electrostático.
Si bien en el universo el fenómeno de la rotación diferencial
es elocuente,
para la concepción materialista es un enigma, siendo la forma fundamental
de
existencia la materia. También era un enigma la electricidad, por
lo que se
inventaron los electrones, respetando la absurda definición de
energía
(el movimiento de la materia), y se considera el espacio como una "forma
de
materia". Para la concepción materialista, todos los fenómenos
de la
naturaleza deben ser formas materiales, corpúsculos. La concepción
materialista está estancada frente a otros fenómenos de
la naturaleza, como
la energía, la fuerza, el movimiento, la electricidad, el magnetismo,
etc.