vectoriales (energía) forman circuitos
vectoriales ortogonales cerrados.
Las fuerzas vectoriales de atracción del espacio vectorial orientado
en
circuitos ortogonalmente cerrados tienden hacia un vector nulo y se
convierten en fuerzas centrípetas. Al reducir el diámetro
de los circuitos,
las fuerzas centrípetas comprimen exponencialmente y amplifican
mutuamente la densidad del espacio orientado en circuitos ortogonalmente
cerrados. Al ser ortogonales, los circuitos cerrados no pueden cruzarse
entre sí; las fuerzas centrípetas comprimen y mantienen
mutuamente la
densidad de orientación del espacio vectorial hasta un límite,
componiendo una estructura vectorial sólida: el hidrógeno.
Ese límite
es el estado sólido del espacio vectorial comprimido, la energía
potencial
del núcleo de hidrógeno, un enigma para la concepción
materialista.
Las fuerzas centrípetas transforman su energía cinética
en
energía potencial de la estructura del hidrógeno a cero
K. Esta transformación
puede ser reversible (estimulada por oscilaciones externas), ya que los
circuitos de la estructura del hidrógeno entran en oscilación
por resonancia,
y la energía potencial se convierte parcialmente en energía
cinética, que se
revela en el espectro de líneas. Este fenómeno es característico
de las
estructuras vectoriales macroscópicas de las estrellas. Las estrellas
tienen
estructuras asimétricas: uno de los circuitos cerrados, el magnético,
rodea
ortogonalmente al otro, denominado núcleo eléctrico de la
estructura.
El Sol tiene una estructura similar: circuitos vectoriales ortogonalmente
cerrados con sus fuerzas centrípetas. Hacia el centro, las fuerzas
centrípetas
comprimen exponencialmente la densidad del espacio vectorial orientado
en
los circuitos ortogonalmente cerrados. En el núcleo y sus proximidades,
la
densidad del espacio vectorial orientado se convierte en energía
potencial
(oscura), donde las oscilaciones son imposibles. La zona central de los
circuitos ortogonalmente cerrados constituye la esencia de la energía
del
sistema solar, con las fuerzas centrípetas que la mantienen. Las
fuerzas
centrípetas vectoriales producen actividad solar al convertir la
energía
cinética de la superficie en energía potencial en el centro,
en el núcleo.
La presión, la densidad de energía cinética en la
cromosfera, genera nuevas
estructuras de hidrógeno, que se transmiten continuamente a la
fotosfera.
En la fotosfera, la densidad de energía cinética (la temperatura)
alcanza un
máximo y la energía potencial del hidrógeno se descompone
en el espectro
de frecuencias. La propagación de la energía cinética
en el espacio vectorial
en forma de oscilaciones se conoce como interacciones vectoriales. La
energía de las polaridades vectoriales de las oscilaciones se transmite
de
polaridades cercanas a las cercanas del espacio vectorial, en forma de
dirección de orientación. La propagación se basa
exclusivamente en la
energía de la interacción de orientación y ocurre
a la velocidad de la luz.
Las interacciones vectoriales del hidrógeno con la energía
cinética de las
oscilaciones son de composición vectorial, donde la energía
cinética de la
oscilación se transmite a la energía potencial (absorbida),
en forma de
oscilaciones. El fenómeno llamado resonancia transforma la estructura
del
hidrógeno en un relé, donde la energía potencial
se convierte parcialmente
en energía cinética y emite sus propias oscilaciones. La
resonancia se
considera erróneamente como reflexión. La transformación
es posible
cuando las energías son comparables. La fotosfera emite oscilaciones
omnidireccionales del espectro de frecuencias, energía cinética.
En el
espacio vectorial externo, la energía de las oscilaciones se propaga
en forma
de luz, característica de las estrellas. En el espacio vectorial
interno, la
energía de las oscilaciones se compone vectorialmente, con la energía
potencial de circuitos vectoriales ortogonalmente cerrados. Obviamente,
la composición consiste exclusivamente en la transformación
de las
oscilaciones en energía potencial de circuitos ortogonalmente cerrados.
En conclusión, la fotosfera transforma la energía potencial
del hidrógeno en
energía cinética, disipada en el espacio vectorial y acumulada
en el interior,
en la energía potencial de circuitos vectoriales ortogonalmente
cerrados.
La fotosfera amplifica continuamente la inmensa energía potencial
del sol.