Argumentos.
La raíz, el tallo y la copa frondosa de un árbol crecen
y se desarrollan.
El árbol es una forma de espacio vectorial; el crecimiento es la
interacción
de las propiedades vectoriales, que continuamente añaden nuevas
formas de
espacio vectorial. La velocidad, la medida de esta evolución, representa
la
noción del tiempo. El tallo es una estructura funcional y resistente
que envía
savia desde la raíz hasta la copa y resiste el viento. El tallo
está compuesto
de energía espacial vectorial, fibras de madera orientadas vectorialmente
en
dirección y sentido. El espacio vectorial, al orientar sus polaridades
en
circuitos ortogonalmente cerrados, generó la estructura microscópica
del
hidrógeno. En este caso, la densidad de orientación vectorial
de los circuitos
ortogonales, comprimidas mutuamente, la energía potencial, puede
ser
considerada, por supuesto, por los materialistas, materia oscura.
Las polaridades del hidrógeno, orientadas en circuitos ortogonalmente
cerrados, constituyen la estructura macroscópica, funcional y de
resistencia
de una estrella. La fuerza centrípeta genera energía cinética
en la superficie
y estructuras de hidrógeno que, en su interior, se convierten en
la densidad
de circuitos ortogonales. La estrella, al amplificar la densidad de circuitos
ortogonales, puede formar una galaxia. El núcleo, el circuito vectorial
eléctrico, rodeado ortogonalmente por el circuito vectorial magnético,
con
densidades amplificadas, polariza el espacio vectorial en un radio enorme.
La enorme energía potencial del espacio vectorial, orientada exclusivamente
en la dirección y sentido de los circuitos ortogonales en esa área,
imposibilita
cualquier oscilación. Por el contrario, una estrella inunda el
espacio vectorial
con oscilaciones del espectro de frecuencias. Al desconocer esta realidad,
en la concepción materialista el fenómeno es un enigma,
interpretado como
materia o energía oscura. La razón, la causa de esta interpretación,
son los
dogmas: el dogma de la ley de atracción universal; el dogma de
la definición
de energía, del cual se derivan: el dogma de las cargas eléctricas,
el dogma
de la corriente eléctrica, el dogma de la equivalencia energética,
etc.