El universo de las
fuerzas vectoriales.
El espacio vectorial del sistema planetario terrestre (Tierra-Luna) rota
diferencialmente mediante circuitos vectoriales ortogonalmente cerrados,
en
relación con el inmenso espacio vectorial del sistema solar en
el que se ubica.
La dimensión de los sistemas está constituida por el espacio
vectorial,
orientado por los dos circuitos vectoriales ortogonalmente cerrados, el
eléctrico y el magnético. El espacio vectorial del sistema
solar (con todo su
contenido) rota diferencialmente mediante sus circuitos vectoriales
ortogonalmente cerrados, en relación con el inmenso espacio vectorial
del
sistema galáctico en el que se ubica. El espacio vectorial de los
sistemas
galácticos (con su contenido) rota diferencialmente mediante sus
circuitos
vectoriales ortogonalmente cerrados, en relación con el inmenso
espacio
vectorial del universo. La rotación y la jerarquía dimensional
de los sistemas
demuestran que sus estructuras se generan por la reproducción progresiva,
mediante la energía del espacio vectorial, de los mismos circuitos
vectoriales ortogonalmente cerrados, amplificados.
El universo de la fuerza de repulsión vectorial.
Las estructuras y sistemas reproducidos en el espacio vectorial, polarizados
radialmente (electrostáticamente) con el mismo signo, por sus fuerzas
centrípetas, se repelen entre sí. Así, el continuo
aumento del tamaño del
universo determina un universo de fuerzas de repulsión vectorial.
El universo de la fuerza vectorial de atracción.
George Lemaître, interpretando la expansión del universo
a la inversa, se
detiene en el huevo cósmico: la génesis divina del universo,
interpretada con
el absurdo del big bang. En la antigüedad, Leucipo reflexionó
sobre la existencia,
dividiendo la materia hasta un límite,
llamado átomo, con la misma
inversión de razonamiento. La pregunta lógica es si, en
el razonamiento de
Lemaître, el huevo cósmico es un límite, o es el impasse
de las concepciones
primitivas, del átomo o de dioses y diosas con rostros y semejanzas
humanas
y vestimentas doradas. El átomo mismo contiene el impasse de la
definición
de energía e implícitamente del fenómeno eléctrico,
interpretado a través de
cargas eléctricas catastróficas. Parece que el razonamiento
continúa con un
universo infraestructural oculto, un colapso infinitesimal de la propiedad
vectorial de la atracción. Si la repulsión, la expansión
no tienen límite,
¡denota que la atracción vectorial tampoco tiene límite!
Un universo de la esencia de las propiedades vectoriales, oculto a la
civilización terrestre: seres, razón, memoria, pensamiento,
sentimientos.
Oculto, por la complejidad de las partículas elementales inventadas
(cada vez mayores), para explicar la estructura del átomo planetario.